Hoy, junto a tu tumba, he hecho un repaso a mi vida. ¿Qué
significado tiene seguir sin ti, si tú hacías realidad todos mis sueños? ¿Para qué
vivir, si vuelvo a ser “nada” ahora que tú no estás conmigo?
Tú, mi amor, me hiciste ser algo en la vida; me hiciste
creer que servía para algo, que era mejor de lo que soy. Tanto me idolatrabas
que fue tu presencia, quien me hizo pensar que valía la pena vivir. Tú hiciste
que todos mis delirios se convirtieran en realidad.
Pero ya ves, amor mío, has muerto y todo mi mundo se ha
desmoronado. Mi vida es un montón de escombros. Si esta va a ser mi vida de
ahora en adelante, prefiero la muerte.
Cuanto tuviste que sufrir estos últimos años en que yo no
era yo. Tuviste que tomar las riendas de mi vida desde que, allí en Peñiscola, decidí
que debía de morir. Fuiste tú quien como siempre me hizo volver a ver que,
aunque con limitaciones, éramos felices. Ahora que te marchaste de mi vida para
siempre ya no me quedan fuerzas para seguir.
Tuve seis meses para acostumbrarme a la idea de que nos dejabas pero, aunque desde el primer momento sabia cual sería el fatal desenlace, intente creer que aunque enferma podría cuidar de ti durante mucho, mucho tiempo. Pensaba que podría devolverte todo el amor que me habías entregado. Ahora solo me queda una salida, una salida que me acerque a ti.
Tuve seis meses para acostumbrarme a la idea de que nos dejabas pero, aunque desde el primer momento sabia cual sería el fatal desenlace, intente creer que aunque enferma podría cuidar de ti durante mucho, mucho tiempo. Pensaba que podría devolverte todo el amor que me habías entregado. Ahora solo me queda una salida, una salida que me acerque a ti.
Solo te pido que, en el momento final, seas tú quien
acuda a mi encuentro y abogues en mi favor en presencia de nuestro Señor. Que
volvamos a estar juntos para toda la eternidad.
Te quiere
Tu esposo
No hay comentarios:
Publicar un comentario