Cariño he llevado a los chicos y a mi madre a comer al
Fuelle, donde tantas veces íbamos tú y yo. Pero hoy, por más que lo he
intentado no ha sido igual, faltabas tú con tu alegría y tus bromas. Casi
no he comido, porque todo me recordaba a ti.
Miraba las mesas en donde nos habíamos sentado tantas veces juntos, y la pena me
embargaba de tal manera que se me hacia imposible disfrutar. Solo me apetecía
el vino, ya no ponen jarras como la última vez que fuimos, sino un vino de Magallon
que es bastante bueno. Amor no puedo
vivir sin ti, esto que vivo ahora no es vida, es estar muerto en vida.
¿Qué pecado he cometido Dios mío? ¿Qué te he hecho para que
me la arrebates de esta manera? Sé que soy el más miserable de tus siervos, que
solo me he acordado de ti en la adversidad, que cuando todo me iba bien jamás te
lo agradecí. Pero Tú eres todo amor y no entiendo, porque tienes que hacer
pagar mis culpas a quien, no tiene culpa, a quien solo era puro amor para
todos.
Subo al cementerio y se, que ella no está allí, se que esta
a Tú lado. Soy incapaz de concebir que hayas podido tener en cuenta sus
pequeños fallos y, no la dejes disfrutar de las promesas que tienes preparadas
para quienes creemos en Ti.
Señor perdóname pero deseo morir. Deseo morir para volver a
encontrarla, para volver a estar con la única persona que ha sacado lo poco de
humano que hay en mí. Cuantas veces me
ha dicho “Juan Carlos que hay que perdonar, que hay que ser bueno”, infinitas.
Su voz tenía el poder de calmar a la fiera que hay en mí pero, hace tanto ya que no oigo su voz.
Señor yo se que Tú me has dado la vida y, que terminar con
ella es una grave ofensa hacia Ti, pero tengo que intentarlo. Tengo que llegar
a ella de nuevo, cueste lo que cueste, mi vida solo a sido vida mientras estuve a su lado.
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